En vista y considerando de los crecientes problemas ambientales que se observaban en Lobos, un grupo de técnicos y profesionales del área temática, decidimos en el año 2014 comenzar a bosquejar la estructura para crear la secretaría de ambiente municipal y proponer a los actores políticos locales que viabilizaran la puesta en funciones de la misma.

No vale la pena detenernos hoy en los porqué esto no prosperó en los actores políticos; en cambio resulta inevitable mencionar el alto costo que Lobos paga por no contar con dicha área y personal idóneo para resolver o evitar la enorme cantidad de impactos negativos que desde entonces se vienen sucediendo sin solución de continuidad.

Durante las anteriores gestiones de gobierno la política ambiental no fue una prioridad, pero a partir de diciembre de 2015 desde la actual gestión, esta se comprometió públicamente a que sus políticas de gobierno estarían basadas en principios de sustentabilidad ambiental.

Hoy podemos afirmar que lo prometido es deuda ya que no solo no se cumplió con dicho compromiso sino que la gran mayoría de obras o trabajos realizados, aduciendo que estos contribuirían a la sustentabilidad ambiental de nuestra comunidad, resultaron todos impactar severamente sobre el ambiente, la economía, la salud, los bienes y el patrimonio público y privado. De la larga lista de hechos negativos generados por la gestión Etcheverry en materia ambiental toma singular relevancia en el tiempo lo sucedido con la Laguna de Lobos, el dragado de los canales Muñiz y Salgado y la rectificación del arroyo Las Garzas, todas obras que no se debieron haber efectuado sin mediar una correcta evaluación de impacto ambiental antes de su ejecución.

En el caso particular del arroyo Las Garzas desde distintos sectores de la comunidad, en particular damnificados y profesionales ambientales, se le hizo saber con anticipación al Poder Ejecutivo municipal los inconvenientes que ocasionaría dicha intervención y que de proseguir con la iniciativa esta aumentaría el riesgo de daño ambiental en el curso de agua, las estructuras viales, su comunidad biológica, su planicie de inundación y aguas abajo en su desembocadura sobre la laguna de Lobos.

Desde 2018 a la fecha diferentes sucesos climáticos han dejado expuesto que dicha intervención sigue afectando a quienes se pretende beneficiar (productores agropecuarios), a la vez que potencia el daño sobre estructuras vitales para el desarrollo interjurisdiccional y demás sectores de la comunidad.

Uno de los daños que se manifiestan potenciados a causa de esta intervención es el efecto erosión debido al aumento de la velocidad de la escorrentía en el cauce del arroyo y haber profundizado de manera incorrecta el nivel de base del mismo y el aumento de la pendiente, situación que se verifica en el socavamiento de la base de sustentación del pilote central del puente (Zapata), ubicado sobre dicho arroyo en la ruta nacional 205, poniendo en riesgo de sustentación al mismo como queda demostrado en la imagen tomada el día 9 de abril de 2021 en horas del mediodía, que acompaña este documento.

Como queda demostrado una vez más, los distintos aportes que desde los especialistas en cuestiones ambientales hemos manifestado no han sido valorados ni tomados en cuenta a la hora de decidir las políticas públicas que los gobernantes de turno aplican, del mismo modo que queda expuesto quien sufre las consecuencias por esta omisión y quienes pagan los efectos negativos de tales decisiones.

Es de esperar que desde el ámbito legislativo local se de aviso de la situación a Vialidad Nacional y se proceda a determinar las responsabilidades que le caben al Intendente y a la Dirección de Hidráulica provincial, y se actúe en consecuencia.

Marcelo Vassaro, Técnico Superior en Gestión Ambiental y Salud.