Con un estupendo marco de delegaciones escolares e institucionales y familiares de los alumnos que prometieron fidelidad a la enseña nacional, se realizó, en la Plaza Tucumán, el acto oficial del Día de la Bandera presidido por el Intendente Jorge Etcheverry.
El momento culminante fue la promesa de fidelidad a la Bandera, de los alumnos de cuarto año de Primaria, que les fue tomada por el Jefe Comunal.
En el comienzo, el Intendente y la Inspectora de Primaria, Patricia Ojeda, izaron el Pabellón Nacional, y la pequeña Emilia Silveyra, alumna de la Escuela Nº 1, cantó en el micrófono el Himno Nacional, interpretado por Silvina Daichowsky en el lenguaje de señas.
Etcheverry compartió con la directora de la Escuela Nº 21 “Manuel Belgrano” de Salvador María y con Marisol Villalba de la Asociación Belgraniana, la colocación de la ofrenda al pie del busto de Belgrano, y luego habló la docente Fabiana Reyes, de la Escuela Nº 1.
Escolares de cuarto año de la Escuela 21 ofrecieron una coreografía con la marcha Mi Bandera, y sus pares de la Escuela 1 cantaron una chacarera.
La directora de la Escuela 21, Fabiana Massaccesi, recibió un cuadro conteniendo la primera Bandera original del establecimiento, entrega a cargo del Secretario de Desarrollo Social, Carlos Jorge y del presidente del Consejo Escolar, Martín Garrocho.
Luego del acto, recibieron sus diplomas los alumnos que prometieron fidelidad a la Bandera.
PALABRAS DE FABIANA REYES
“Cuando llega el día de la Bandera, los sentimientos se entremezclan con un sabor a patria, a vida cotidiana, a unión de todos los habitantes, a dificultades compartidas, a esperanzas renovadas. Y de este torbellino surge un solo sentir unánime, fuerte y orgulloso aún en los momentos difíciles, un sentir que nos coloca una etiqueta, somos argentinos, y ante el mundo, el celeste y blanco con el sol iluminado, son nuestros símbolos.
Cuántos pensamientos llegan a nuestra mente, cuántos pensamientos a nuestro corazón, cada vez que vemos flamear a la Bandera Nacional en un edificio público, en una plaza, o colgada de la ventana de un hogar.
Cuánto llena nuestro espíritu cuando, al observarla, miramos en ella a cada argentino que encontramos en el mundo, a esta tierra nuestra que tantas riquezas y bendiciones posee, a los acontecimientos que fueron gestando y construyendo esta nación.
Es tanto lo que hay reflejado en ella, y tanto lo que nos produce verla volar en el cielo.
El 27 de febrero de 1812 se enarboló por primera vez en las orillas del Río Paraná, en su paño quedaron impregnados de emoción, la entrega y el sacrificio de quienes presenciaron tamaño acontecimiento, los soldados de quien fuera su creador, el general Manuel Belgrano, hombre íntegro, visionario, entusiasta y gestor, junto a otros grandes de nuestra historia, de la patria que hoy tenemos.
Fue una de las mentes más brillantes de su tiempo, y su amor a la patria lo convirtió en un soldado tenaz, siendo él un hombre de libros y leyes, pero por la patria era capaz de todo.
Dedicó todo a este país: la Junta de Mayo, la expedición al Paraguay, la guerra y la fundación de pueblos, las derrotas, el proceso, el motín, la escarapela y la bandera de nuestra libertad civil, la campaña del Norte, el éxodo jujeño, Tucumán, Salta, las escuelas y sus maestros, Vilcapugio, Ayohuma, ¡Qué grande era Belgrano en sus derrotas!; la misión a Europa, el regreso, el Congreso de Tucumán, otra vez en el ejército, la pobreza extrema, las desobediencias, el comienzo de la Anarquía, y cuando cada caudillo enarbola su bandera, el regreso a Buenos Aires en coche prestado, la enfermedad y la muerte.
En la misma habitación en que naciera el 3 de Junio de 1.770, falleció el 20 de Junio de 1.820, en absoluta pobreza y habiendo donado su vida íntegra a la lucha por la libertad de su Patria, a la que tanto amó.
Por esto, porque tanto debemos al hombre, al abogado, al soldado, al patriota, modelo para las generaciones que crecen, hoy lo homenajeamos de la mejor manera, sintiéndonos orgullosos de su gran creación: nuestra Bandera Nacional.
Por eso sería necesario que este día nos ayude a comprender que la Bandera, la que muda y silenciosa desde lo alto del mástil ve nuestro ir y venir por la escuela, nuestra tarea, nuestras risas y nuestras angustias; merece el mayor respeto, en cualquier lugar en que nos hallemos.
Que la bandera nos cobije a todos bajo sus pliegues y sea por siempre mensajera de paz y libertad, moderadora de las pasiones políticas, despliegue de trabajo, de bien, de templanza, para que este pueblo argentino crezca y viva como Belgrano soñó al hacerla flamear por primera vez”.