La Liga Lobense de Fútbol emitió un comunicado de lógico repudio a la actitud de algunos padres y dirigentes del Club Las Heras, que el sábado pasado durante el partido de Cuarta división contra Madreselva, adoptaron una condenable actitud racista para con un jugador del equipo rojinegro lobense, que sufrió una descompensación por los nervios que se provocaron esos insultos totalmente desmedidos.

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“Es nuestra responsabilidad como institución y la sociedad toda repudiar los actos discriminatorios y de odio, que atentan contra la integridad física y psicológica de los deportistas. Asimismo creemos y entendemos que es nuestra obligación bregar siempre por la defensa de los derechos de todas las personas que participan en nuestra querida Liga Lobense de Fútbol”, dice textualmente el documento firmado por el presidente de la Liga, Andrés Adorno Gutiérrez.

Más allá de la condena de merece todo gesto, actitud o manifestación racista en pleno siglo XXI, hay una cuestión mucho más grave en esta situación planteada en un partido de divisiones inferiores.

El comunicado de la Liga señala con toda claridad que las expresiones racistas provinieron de padres y dirigentes de la institución herense hacia un adolescente que siente pasión por jugar al fútbol, ni más ni menos.

Es la imbecilidad en su punto máximo porque no se puede creer que quienes deben transmitir ejemplos dentro y fuera de un reducto deportivo, sean los que reflejan exactamente lo contrario.

Esos padres que ofendieron a un chico por una cuestión de origen y de piel, ¿sienten que así son “héroes” para sus hijos?. Si piensan así tienen que pedir asistencia psicológica urgente porque se detuvo la generación de neuronas en sus cerebros.

Esos dirigentes de la institución que se sumaron a la burla cobarde amparados en el grupo en el que estaban, ¿no deberían dar un paso al costado si tienen un mínimo de vergüenza?.

Los demás dirigentes del club que no participaron de este papelón, ¿qué actitud adoptarán ante sus irracionales pares?.

Un hecho condenable por donde se lo mire, indigno de quienes tienen responsabilidades como padres o como conductores de una entidad y mucho más en la etapa formativa.

 

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