En la madrugada de este jueves 29, a los 78 años, se apagó la vida del “Vasco” Héctor Amado Irigoyen.
No resulta nada sencillo para quien esto escribe, despedir hoy al “Vasco”, porque es despedir a un amigo, así lo sentí siempre, compartiendo muchos momentos inolvidables a través del deporte y el servicio, y también de los familiares como la celebración de sus felices 70.
Además, para hablar del Vasco y su actuación en la comunidad, hay que agudizar la memoria al máximo porque fue multifacético, y así sin dudas se lo recordará con cariño y respeto en tantísimos ámbitos.
Desde muy pequeño sintió atracción por los deportes y fue así que se destacó especialmente en fútbol y en básquet, formando parte de exitosos planteles de su amado Lobos Athletic Club, que terminó siendo su segunda casa, y que presidió nada menos que en el año de su centenario con todo lo que ello implica para el primer club de fútbol del interior del país.
Su trayectoria dirigencial le otorgó, también, un sitial de privilegio en la conducción del Newbery F. Club, entidad que estaba presidiendo en la actualidad, y a la que recuperó en un momento muy difícil, cuando parecía condenada a desaparecer.
El Vasco integró el Rotary Club de Lobos con auténtica vocación de servicio, y fue presidente de la institución en un período.
Formó parte del grupo fundador de la Peña “Diego Maradona” de Boca Juniors, su otra pasión futbolera.
Y con ese espíritu siempre inquieto, estuvo en otras tantísimas movidas de toda índole, como el automovilismo en Lobos y en Cañuelas, donde también desarrolló durante muchos años actividad comercial.
Formó parte del comité ejecutivo de la Liga Lobense de Fútbol durante muchos años.
Seguramente me quedan muchas cosas por mencionar de esta vida intensa, que su esposa Marta, sus hijos o nietos, tendrán más presente a la hora de recordarlo.
Personalmente siento un gran dolor porque despido a un amigo de tantos cafés y anécdotas que lo hacen inolvidable. Hasta siempre Vasco querido, descanse en paz.
Carlos A. Jáuregui.