Mario Agustín Roldán, hijo de Sergio Roldán y Claudia Anabel Marani, querido en toda la comunidad lobense, fue ordenado Diácono ayer viernes 19 en la Basílica Nacional de Luján, por el Arzobispo Jorge Eduardo Scheinig en una tocante ceremonia que tuvimos el privilegio de compartir.
Casi todos los sacerdotes de la Arquidiócesis participaron de la misa de consagración diaconal que a la vez fue la Crismal, bendiciendo los óleos que serán utilizados a lo largo del año en todas las parroquias.
Y una notable cantidad de vecinos de Lobos acompañó a Mario en este día trascendental para su vida.
El momento central y más emotivo, se vivió cuando Monseñor Scheinig impuso las manos sobre la cabeza del flamante Diácono, otorgándole la orden previa al sacerdocio, ya que Marito inició en estos días su último año de preparación.
Posteriormente llegó el momento de revestirlo con los atributos propios del diaconado, y Mario eligió a un amigo seminarista, a su abuelo Luis Marani y al Padre Roberto Giecco.
El destino como Diácono será, precisamente la Basílica de Luján.
“NO TENGAS MIEDO A CRECER, CONFIA TOTALMENTE EN EL SEÑOR”
Monseñor Jorge Eduardo dijo, momentos antes de la ordenación diaconal del lobense, que “no es nada fácil en estos tiempos que vivimos consagrarse Diácono o Sacerdote, ser fiel a Cristo será tu desafío siempre Mario, hasta el último aliento de tu vida. Tu consagración de Dios es total, esto significa que hoy te comprometés a volver siempre a El, y esta, querido Mario, será tu principal batalla”.
“Hoy también el Señor se compromete con vos, porque sabe que esta pelea nos sobrepasa, y por eso El te garantiza toda su gracia, creé Mario que Jesús nunca te hará faltar nada para que este hermoso camino de amor lo hagas con fidelidad, no tengas miedo a crecer, confiá totalmente en el Señor”, agregó.
Marito
“GRACIAS MARIA DE LUJAN, ESTOY A TUS PIES”
Mientras que, quebrado por la emoción, Marito dijo en su primer mensaje como Diácono que “quiero dar gracias a Dios por la familia, por mami, por papi, por mis hermanos, por Lola, por mis abuelos, tíos, primos, todos sabemos que en los momentos más tristes y en los más alegres estamos siempre ahí”.
“Quiero dar gracias a Dios especialmente por los amigos, los de la escuela, los de la parroquia, los de la vida, por todas las personas que se cruzaron en mi vida y que fueron dejando su huella”, añadió.
“Quiero dar gracias a mi comunidad de Lobos, a los catequistas, a los distintos grupos, a los que rezan y a los que trabajan en la comunidad. También a la comunidad diocesana de Mercedes-Luján, gracias Monseñor Jorge Eduardo, recordar a Agustín y agradecerle que me recibió en el seminario, a los curas y especialmente a los que han pasado en este tiempo por Lobos, Roberto, Daniel, David, Claudio, Federico, gracias a Walter que decidió formar una familia y fue muy importante para mí”, siguió diciendo el nuevo Diácono.
“Francisco nos dijo una vez que nadie puede sentirse guacho porque tenemos una madre que en Luján nos espera. Gracias María de Luján estoy a tus pies, soy tuyo como dijo el Negrito Manuel, hoy te pido no me dejes madre mía”, concluyó.
