
Estaba por comenzar el nuevo siglo era el año 1999, y la comunidad de Barrientos concretaría un hecho trascendental que cambió la vida de sus habitantes, de sus familias.
Aquellos alumnos que estaban terminando de cursar el 9º año en la Escuela Primaria N° 25, se encontraron con la dificultad de que no podían continuar sus estudios ya que la única opción era trasladarse a la ciudad, lo cual acarrea siempre una separación de la familia, costos económicos muy altos, y, en el peor de los casos, que toda la familia tenga que abandonar el campo, su lugar.
Con la inolvidable Susana Masobrio a la cabeza, esa docente que dejó una huella imborrable en aquel poblado rural del partido de Lobos, un grupo de vecinos tomó la iniciativa y fue a fondo para hacer realidad el sueño de la secundaria propia.
Dardo Ormazábal, José Aguilar, Lili Hlatki, , Ruben Toselli y Marta Sparano, Mirta Sivi, Tití Müller, Nelly Rego y Nito Mongiardini fueron, junto a Susana, los artífices del logro, el Centro Educativo para la Producción Total N° 16 de “El Arazá”, el espacio que llegaba para evitar el desarraigo y formar a los hijos de aquella zona, y que se concretó el 4 de abril del 2000.
Estos son los testimonios difundidos por Prensa del CEPT a 25 años de la creación del formidable servicio educativo.
Dardo Ormazábal
“Cuando nos enteramos de la posibilidad de un CEPT, nos asombramos de todas las ventajas que este sistema tenía para nuestros hijos.
De todos modos, sabemos que las familias debíamos integrarnos completamente para que ellos no fracasen. Esto implicó un sacrificio muy grande. Pero si no hacíamos un esfuerzo por nuestros hijos, ¿por qué otra cosa lo íbamos a hacer?.
Si no fuera por este CEPT sería imposible brindarles otro tipo de educación, por las distancias, por cuestiones económicas y por el desarraigo y desmembramiento de nuestras familias”.
Lili Hlatki
“Comenzamos a averiguar ofertas de otros colegios, pensamos en una extensión de la Agropecuaria que sería una de las opciones más adecuadas para nosotros.
Se convocó a todos los colegios de Lobos para conocer sus ofertas y no pudimos llegar a ningún arreglo.
Pero Susana nos animó y nos dijo que no nos íbamos a quedar con los brazos cruzados, y que seguiríamos intentando y buscando soluciones. Hasta que un buen día se conecta con Olga Gorriño y ella nos comenta de la existencia de los C.E.P.T.
Por supuesto nosotros no sabíamos nada de eso. Y así comenzó todo, nos conectaron con la gente de Belgrano, viajamos a conocer su CEPT y nos encantó la idea.
Después comenzamos a viajar a Facept y, tras muchos viajes y esperas pudimos hablar en La Plata con el señor Gerardo Baccalini, que nos dio el sí y de ese modo comenzó esta historia.
Marta Sparano
“Como familia de un egresado de la primera promoción, puedo decir que somos los primeros en luchar por una escuela secundaria en el campo, para que nuestros hijos no tuvieran que irse y sufrir el desarraigo.
Somos y fuimos un grupo de papás con un objetivo en común. Nos juntamos y comenzamos a andar de la mano de Susana Massobrio.
Fuimos de un lado a otro, golpeando puertas, haciendo trámites, despacito, despacito, se fue formando lo que hoy tenemos.
Pero costó muchísimo, reuniones, idas de un lado a otro y a veces nos desanimábamos porque pensábamos que no íbamos a poder lograrlo. Hoy los resultados están a la vista: un edificio que no ha cesado de crecer y muchos proyectos en marcha y por realizarse”.
Nelly Rego
“Cuando nuestros hijos estaban por terminar noveno año nuestra preocupación por la continuidad de la educación crecía, no teníamos los medios para llevarlos todos los días a Lobos a estudiar y tampoco queríamos separarnos como familia.
Susana Massobrio comenzó a averiguar por distintas alternativas, muchas veces volvíamos tristes a casa porque no se lograba, hasta que apareció la propuesta del CEPT, y nuestro sueño se hizo realidad. Cada día estamos más orgullosos del crecimiento, de los chicos que egresan y de todo el equipo de trabajo”.