Después de dos años, se volvió a realizar el Vía Crucis procesional partiendo desde las cruces misionales de Perón al sur y Belgrano al norte y Capilla San Cayetano.
Las tres columnas llegaron prácticamente juntas a la esquina de Salgado y Buenos Aires/Perón, donde el Párroco Luis Mena reflexionó sobre la muerte de Jesús.
Todos los fieles caminaron hacia el Templo, ingresando primero la cruz, el paño de la Verónica y la imagen de la Virgen Dolorosa, que encabezaron las respectivas caminatas.
Mena dijo luego de leer la última estación, de la sepultura de Jesús, que “hemos acompañado a Jesús en este momento de dolor que ya había comenzado para El con el rechazo de los suyos, de su pueblo”.
“Nada le costaba a Jesús terminar con esa parodia porque era Dios, pero quiso mostrar que en la debilidad se iba a mostrar la fortaleza de Dios, el Vía Crucis nos muestra eso, que en el dolor de un hermano o hermana nuestra está Cristo, en el dolor del anciano abandonado, de un niño, en el de un enfermo, de alguien encarcelado aunque tenga que cumplir su pena por algo, en el dolor del abandono, del no te metás, del chisme, del mirar al otro como mi enemigo porque es de acá o de allá, en el dolor de la cobardía o del silencio”, enfatizó el Párroco.
“No hacemos una parodia de lo que pasó, porque para eso nos quedamos en casa y miramos una película o la pasión por televisión, queremos vivir hoy ese dolor, mirando al prójimo en aquel que sufre”, resaltó también Mena.
“La palabra tiene que ir acompañada de la obra, y hoy queremos realmente ver por dónde Dios nos está mostrando que está junto a nosotros sufriendo y crucificado”, añadió.
Y finalmente expresó: “mañana vamos a celebrar con gozo la resurrección, y yo también tengo que llevar a mi hermano al Cristo resucitado, pero a veces para mostrarle la resurrección tengo que compartir su dolor”.
Mañana la Vigilia Pascual se celebrará a las 20 en el Templo.