Con la desaparición física de Luis Barbieri, se va uno de los últimos grandes referentes del teatro lobense de mitad del siglo XX en adelante.

Poseedor de un talento histriónico muy particular para las tablas, como digno miembro de una familia enamorada del teatro, Luis debutó muy joven de la mano del Negro Homero César del Buono, en El Teatrito.

Fue protagonista de notables éxitos como Toravich, la obra que marcó su debut, y luego Rebelión en la Trastienda, El Día que no se puso el Sol, entre otros títulos que lo vieron lucirse y ocupar un sitial de privilegio en el escenario lobense.

Cuando sintió que había llegado el momento de asumir su propio protagonismo generando un espacio que le perteneciera, a partir del pedido de un grupo de estudiantes del Instituto Comercial, Luis creó el Grupo Teatral “A Escena”, cuyo primer suceso fue “Y después nos divorciaremos”, en 1980.

Luego se sucederían notables puestas en escena como “Luna de miel en el cielo”, “20 metros de amor”, “El Cero a la Izquierda”, “No hay que llorar”, “Nieto por Contrato”, “Si si sí, si no no”, “Chúmbale”, “Te presento un amigo”, “El Lugar”, “Los Cáceres”, la obra que le diera las mayores satisfacciones como el premio al mejor elenco, mejor vestuario y mejor actriz de reparto en el certamen provincial de Mercedes en el año 1991.

También logró obras infantiles como Las Hadas viajan en Calesita y “Las travesuras de tin tan”.

Con el Grupo Teatral A Escena concretó también un hecho formidable que trascendió Lobos, el Certamen Teatral “Silvina Escalier” que pudo llevar adelante dos años consecutivos con notable éxito, presentando a 10 elencos de distintos lugares de la provincia cada año, en Acuyai, con una organización impecable.

Los que hacen teatro cuando mueren, no mueren, se van de gira, dice una sentencia que alguien dejó para los tiempos.

Luis se ha ido de gira, se fue a encontrar con el Negro, con Genaro, con Cora de Avila, con Aída Pavesi, con Pancho Guindani, con sus hermanos El Fígaro y Osvaldo que también estuvieron sobre los escenarios, y con Ricardo.

Que descanses en paz querido Luis, un beso enorme a Ana y a sus hijos, Boris y Baiana.

 

Carlos A. Jáuregui

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