¡Viva el teatro. Viva la risa. Viva la vida!. Aquella arenga póstuma del Negro del Buono en una sala colmada del Teatro Parroquial, vuelve a cobrar plena vigencia en esta soberbia adaptación lograda y dirigida por Dante Mazzeo de “La Fiaca”, esa pieza célebre que el hoy octogenario Ricardo Talesnik escribiera a fines de la década del 60.
Anoche, en el salón “Luis Fernando Sancho” de la Sociedad Española, Mazzeo y su elenco de “El Teatrito”, estrenaron esta estupenda puesta en escena con cinco interpretaciones de lujo, incluyendo la emocionante intervención de la querida Titi Alvarez de Menta que aparece en un video encarnando a la abuela, con el talento intacto y ratificando su amor por el teatro.
Logra Mazzeo “aggiornar” la obra original respetando la línea argumental de Talesnik que rebela a un empleado modelo, intachable, que se hasta de esa vida monótona y de esclavitud, y decide imponer sus sueños de niño y escaparse de esa vida enfrascada, hasta que choca con la realidad; pero proponiendo una radiografía absolutamente vigente y que nos abarca prácticamente a todos, que es la alarmante dependencia del celular, de la tecnología que nos despersonaliza y nos despoja de afectos cercanos tantas veces.
Y esa apuesta de Mazzeo se plasma de manera excepcional en la versión que el público aplaudió y elogió unánimemente en este exitoso estreno.
Ahora bien, para concretar su desafío, el director necesitaba de un Juan Pablo Terán (Diego Vignale), sin dudas uno de los mejores actores que tiene el teatro lobense desde hace varios años, desde aquella tímida aparición como el “hijo” en Ceta Mayeta de la mano del Negro, y con un camino recorrido de afianzamiento constante hasta llegar a este presente formidable.
Con una memoria prodigiosa para llevar adelante la obra desde el comienzo hasta ese final tragicómico, Terán pone todo en la interpretación del personaje sobre el que gira la trama de “La Fiaca”.
Su ductilidad, su capacidad para llegar a los momentos límites, su carisma para sacarle jugo a cada parlamente, a cada gesto, a cada intervención en primer o segundo plano, permiten el lucimiento pleno en una labor consagratoria para Juan.
A su lado, Julia Castelao regresa al escenario después de tantísimos años, logrando una Laura que no tiene fisuras en cada una de sus intervenciones. Es la esposa desesperada primero ante la adicción al celular de su esposo, y después cuando el derrumbe del hogar parece inminente. Desplazamientos seguros, recursos impecablemente utilizados, un retorno óptimo de Julia.
Marcela Cincunegui, en su papel de Otilia, la mamá del protagonista, es otro acierto total de Mazzeo, porque se trata de una personalidad ideal para que Marcela se luzca.
Y la actriz que también volvió a las tablas, saca provecho en cada palabra, en cada reacción, en cada situación que le toca interpretar.
Paola Cobas es Tamara Jáuregui, la dueña de la empresa en la que trabaja el protagonista, y también descolla en su actuación, con todos los atributos necesarios para ese personaje, caminando con enorme solvencia el escenario para hacer más fuerte su parlamento que es convincente y seguro.
Gustavo Mujica, que también es Gustavo en la ficción, aporta los recursos que ya le hemos conocido en otras interpretaciones, y encarna a ese compañero de trabajo y amigo que primero no entiende, que después acompaña y que termina sumergido en el mundo de sueños que generan la reacción de Diego.
Y, como quedó dicho, la aparición de Titi Alvarez nos conmovió a todos, y nos transportó a esas memorables actuaciones que de ella disfrutamos, con esta abuela que también termina atrapada por el boom de la tecnología.
Aplausos para Lucas Rubano por su ambientación y luces, y a Clara Troncoso por todos los aportes complementarios que acompañaron la obra desde la pantalla y que encajaron de manera impecable en la trama.
No se pierdan “La Fiaca”, hay funciones hoy domingo, y los días 18, 20, 24 de noviembre; 1, 3, 8, 9 y 10 de diciembre, siempre a las 21 en la Sociedad Española.