Cientos de fieles colmaron el Templo Parroquial en la noche del sábado, para participar en la Vigilia Pascual que presidió el Párroco Luis Mena.
Como es habitual en la ceremonia más extensa del año cristiano, en calle Salgado se realizó la bendición del fuego nuevo, y el Padre Lucas Figueroa ingresó al Templo oscuro con el Cirio Pascual encendido, para luego tomar el fuego del mismo y encender todas las velas que tenían los fieles en sus manos.
Luego se escuchó el Pregón Pascual, y las lecturas propias de esta ceremonia hasta el anuncio de la Resurrección.
Tras la bendición del agua se renovaron las promesas bautismales y luego continuó la Misa hasta la Comunión y la despedida con la canción en honor a la Virgen María.
En su Homilía, el Párroco remarcó que “si nosotros estamos acá hoy es porque creemos que este sepulcro vacío no es un punto final, es un punto y seguido, porque creemos que Cristo resucitó y su resurrección nos hace mirar de otra manera toda la vida y el misterio de la muerte”.
Siguió diciendo el sacerdote que “en el Evangelio escuchamos que las mujeres corrieron a anunciar que Jesús había resucitado, y a nosotros también nos tiene que conmover esta certeza, no podemos salir de acá igual que como entramos, tenemos que salir a decirle al mundo que Cristo está vivo”.
“El mundo de hoy necesita de ese Cristo resucitado, un mundo marcado por el dolor, la muerte, el egoísmo, la violencia, necesitamos darle una mirada de vida, es nuestra misión, tenemos que contagiar lo que creemos y que hoy estamos celebrando”, enfatizó Mena.
“Ojalá que hoy esa fuerza de Resurrección, esa luz, nos colme, nos llene, pero no para guardármela sino para compartirla, hay que hacer ruido porque Cristo está vivo”, concluyó.