El 27 de diciembre de 1920 nacía el Club Social y Biblioteca Rivadavia, símbolo innegable de la vida empalmeña, que hoy cumple 100 años de existencia.

Un riquísimo historial deportivo, social, cultural, comunitario, jalonan este siglo de vida que hoy se celebrará, con las limitaciones que impone la situación que vivimos, pero con el orgullo y la emoción que sienten todos los albirrojos.

Será a las 19,30 en el predio del rugby, Moreno y 1° de Mayo, con el primer mensaje como flamante presidente de la institución, de Pablo Avendaño, tercera generación de la familia que asume tal responsabilidad y justo para este acontecimiento inigualable.

Rivadavia es fútbol, natación, rugby, atletismo, cestobol, bochas, vóley, es la incomparable fiesta de los Reyes Magos que ya es un clásico para todo Lobos; es la “Uniendo Pueblos”, la prueba más resonante del verano que traspasó los límites inclusive del país; es la biblioteca y su aporte educativo y cultural; es Chiche Scasso y en su nombre todos los hombres y mujeres que condujeron este formidable derrotero; es una pasión pintada de rojo y blanco, que ya escribió diez décadas imborrables.

HACIENDO UN POCO DE HISTORIA (DEL LIBRO HISTORIA DEL DEPORTE LOBENSE, DE MIGUEL ANGEL SCHIEL)

En el año 1912, un obrero del galpón de máquinas del ferrocarril, en Empalme Lobos, de apellido Comolli, convocó a otros vecinos para comenzar con la idea de fundar una biblioteca popular, así fue

que el 31 de marzo de 1914, reunidos en el local de la “Fraternidad Ferroviaria” resolvieron fundar una Biblioteca Popular Obrera, que se denominaría “Biblioteca Popular La Verdad en Marcha”.

Su sede que un salón ubicado en Independencia y Moreno, en cuyo frente pintaron un escudo rojo y blanco, todo un presagio.

El 18 de abril de 1814, que realizó la asamblea que eligió a la primera Comisión Directiva de la biblioteca.

En 1916, otro grupo de ferroviarios fundó en Empalme Lobos, el

“Club Atlético Arévalo”, presidido por Cristóbal González y formado para difundir la educación, los ejercicios físicos y la práctica del deporte amateur.

Y el 27 de diciembre de 1920, con el fin de aumentar el caudal de libros y socios, la Comisión Directiva de la “Biblioteca La Verdad en Marcha”, propuso al “Club Atlético Arévalo”, la fusión de ambas entidades, reunión trascendental que se llevó a cabo en una gran carpa que el ferrocarril tenía ubicada en el lado norte de la estación de Empalme Lobos como campamento para sus obreros.

La fusión se aprobó bajo el nombre de “Club Social y Deportivo y Biblioteca Popular”, constando en actas que se conviene en darle nombre de un prócer, pero no lo indica en ese momento.

Poco tiempo después el nombre del prócer resultó ser el de Bernardino Rivadavia, naciendo así, en 1921, el “Club Social y Deportivo y Biblioteca Popular Rivadavia”, presidido por Cristóbal González, y adoptando el rojo y blanco para su equipo de fútbol.

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